Mirador del San Pablo, en Soná

Por: Miriam Rizcalla

El Mirador del San Pablo fue uno de los proyectos más grandes y abarcadores que tratamos -Comité de Turismo-  de impulsar hasta el último día en que al menos yo, estuve en Soná.

Se trataba de lo siguiente:  Hacer uso de las vías de acceso hacia el antiguo puente San Pablo para realizar allí lo que sería una obra con perfiles turísticos, cuidando cada detalle para ofrecer algo con respeto, categoría y a la altura de nuestro pueblo.

Un moderno y necesario puente San Pablo fue construido a pocos metros de distancia del anterior.  Las vías de entrada y salida del  antiguo y emblemático puente de hierro, quedaron fuera de uso.  Permanecían cercadas y bajo llave en señal de propiedad privada.

¿Por qué esta situación?  Hubo muchas versiones, ninguna que pueda comprobar, por lo tanto omitiré esos detalles.  Para todos simplemente pasó a ser propiedad privada.  Esa área es carretera nacional, no se supone que deba pertenecer a un particular nunca, pero si así lo fuera, la comunidad tiene derecho a saber que está comprendida y registrada como propiedad privada y hasta allí la intención del mirador.  A la comunidad no le consta que así sea, de allí la molestia y sentimiento de impotencia en muchos y... nadie se atreve a preguntar...  

Lo cierto es que nunca hubo intención de expropiarle nada a nadie por parte de las autoridades municipales.  Cuando se tiene una finca con títulos de propiedad, inscrita en el Registro Público NO HAY NADA QUE HACER!  Excepto apelar a la buena voluntad de sus dueños para un bien común como lo que queríamos realizar en Soná.  Es un pedacito de tierra tan pequeño, que nadie se haría ni más rico ni más pobre por poseerlo o prescindir de él.  Pero si no hablamos, nadie nos escuchará.

Un mirador, un sueño...

En mi cabeza daba mil vueltas la idea de concretar aquel proyecto a mis ojos maravilloso, al menos como lo escenificaba en mi inquieta imaginación para beneficio de TODO EL PUEBLO y más.  Claro que hablamos con arquitectos y expertos en diseños para esta clase de propuestas.

Pensaba en la impresión que causaría a todos los visitantes al momento de cruzar el puente  de día y ver las aguas navegables del amplio y majestuoso río San Pablo, lleno de lanchas pintorescas bellamente adornadas, algunas techadas, con música, una que otra con espacio para disfrutar de una mesa bien servida, mientras sus ocupantes disfrutaban del paisaje, de aquellos árboles cuyo verdor desaparece al quedar completamente cubiertos del blanco níveo de las aves que allí habitan y descansan al caer la tarde.

Recorrer el San Pablo de arriba a abajo es un paseo que todo sonaeño debe hacer y una oportunidad preciosa para brindar a nuestros huéspedes y visitantes, en quienes quedaría una grata impresión y deseos de volver.

Gracias a la municipalidad se realizó un día de esparcimiento en lo que sería el futuro mirador.  Valió la pena...La concurrencia no pudo ser mejor.  Los paseos en lanchas, maravillosos!  Se instaló un pequeño muelle.  Todos disfrutaron de asados y refrescos  en un día de espectacular belleza.  Para hacerlo todo casi improvisado, los resultados demostraron la necesidad que tiene el sonaeño de contar con un lugar así.  Estamos rodeados de hermosos ríos...y casi todos cercados...

En tierra, pensaba que las antiguas entradas estuviesen cubiertas con hermosas bancas y jardines, con rincones llenos de ensueño, como extraídos de las páginas de un cuento de hadas, de aquellos que tanto se disfrutan cuando somos niños y cuya magia nos transporta a un mundo casi perfecto.  Con baños cómodos y aptos para grandes y chicos, con facilidades para los bebés, ancianos y discapacitados, estos dos últimos, un sector de la población en quienes poco se piensa...

Al caer la noche, pensaba en lo hermoso que luciría todo al momento de encender los altos y hermosos faroles, alineados cuan larga serían aquellas instalaciones.

Pensaba en la felicidad que supone contar con un lugar especial, casi paradisíaco, donde poder pasear con la familia.

Pensaba en lo limpio que estaría todo gracias a los modernos recipientes para la basura y el aprecio, valoración y respeto del usuario.

Pensaba en las plazas de trabajo para aquellos encargados del mantenimiento y seguridad del lugar.

Pensaba en que los propietarios de lanchas podían agruparse y formar su propia organización y no depender únicamente de lo que el día, si alumbra para ellos, les pueda ofrecer.  En mis ojos se dibujaba un hermoso paisaje de oportunidad en muchos aspectos.  No sólo los sonaeños, sino personas de otros lugares, los turistas que forzosamente tienen que pasar por allí rumbo a la playa Santa Catalina, podrían  hacer uso del Mirador del San Pablo y con ello empezaría gran parte del cambio que se anhela y se requiere.

Aquello se convirtió casi en una obsesión para mí.  Nadie hizo caso.  Los llegué a alterar con mi insistencia.  Toqué todas las puertas, a nivel provincial y nacional.  No hubo respuesta.

Todo transcurrió durante el gobierno de la presidenta Mireya Moscoso.  Los muy políticos me aseguraban:  "Miriam, espera a que gane Martín y tu sueño se hará realidad"...Martín Torrijos ganó y nada pasó.  A un año de su gobierno me fuí y creí convencida que los demás le darían seguimiento al proyecto.  Un sueño que dormido está.

Todos siguen esperando ese cambio que nunca llega y pueden estar seguros que nunca llegará.  La suma de obras como éstas son las que poco a poco transformarán a Soná.  Quien no lo entienda puede entregarse a los brazos de Morfeo y seguir soñando hasta que el sueño se convierta en pesadilla.  Son muchos los proyectos que se pueden realizar, uno de ellos, vinculado al sector educación, era el más grande y ambicioso de todos, verdaderamente transformador.   Acerca de éste, y otros, seguiré escribiendo...