Por: Miriam Rizcalla de Cornejo
Amanece. Con sonrisa tibia asoma el sol por la ventana. Un golpe agudo anuncia tu llegada. Presurosa y tierna pronto llegas a mi vida, un ocho de junio, ¡hace 15 años!...
Cuán rápido pasó el tiempo, tan veloz, sin darme apenas cuenta...Me parece que fue ayer que dormías en mis brazos, dulce y frágil, que te veía correr, jugar y disfrutar a plenitud bajo el cielo hermoso de Soná, desgreñada, carichita ¡y siempre tan feliz!...
Hoy te miro y me detengo, te observo y me deleito, absorta en mis recuerdos me lleno de nostalgia...Me pregunto dónde está mi niña... Desde el balcón de mi corazón te observo cómo te transformas cada día, cómo desaparece lentamente aquella niña, mi ñiña, para dar paso a una mujercita, madurando cada día sin perder por ello la dulzura que siempre te acompaña...
Mi Melina, tan dulce como tu nombre mismo...la muñequita de mami, la preciosita de papá, de tu hermano consentida, por la familia y tus amigas tan querida...
Que la belleza de tu ser interior no la marchite nada ni nadie en tu caminar por la vida, que tu alma noble, grande y generosa sea protegida con la bendición de Dios, y su gracia te acompañe hoy y siempre.
¡Feliz cumpleaños, hija de mi corazón!