Biografía de mi padre, Clovis Rizcalla

Por:  Miriam Rizcalla de Cornejo

Clovis Rizcalla Nahaz, nació un 25 de septiembre de 1901 en la ciudad de Saida, antiguo Sidón, Líbano.

Huérfano de madre a los once meses de edad, vivió y desarrolló su vida en el seno de una familia profundamente católica, compuesta por su padre Alejandro y sus tres hermanos Rafael, Eduvigis y Eduardo.

Por razones políticas, vinculadas al estallido de la primera guerra mundial, que sería largo explicar aquí, la familia se vio obligada al exilio.  Grecia les protegió otorgándoles la nacionalidad griega a diez miembros varones de la familia Rizcalla, razón por la cual, muchos le conocieron como griego y no como el libanés que realmente era.

Fue una persona sometida a pruebas muy difíciles a temprana edad.  Ya desde la infancia misma tuvo que acostumbrarse,  muy a su pesar, a la ausencia del calor materno, a la figura de ese ser tan necesario para todos.  Sufrió la pérdida de su hermano Eduardo cuando éste  apenas contaba con dos años de edad. Posteriormente, el adiós definitivo de su amado hermano Rafael y, finalmente, la muerte de su padre quien no resistió el exilio y en la ciudad de Marash, Turquía, cerró sus ojos para siempre la noche de un 24 de diciembre, dejándolo solo con apenas 16 años de edad.  A partir de entonces queda bajo la tutela de un tío quien le protege y bajo su amparo culmina sus estudios en la histórica y mítica ciudad de Alejandría, Egipto.  Solos, él y su hermana, emprenden caminos diferentes.  Esta última decide formar familia en su tierra y él se enrumba hacia América donde se instala de forma definitiva en Panamá, en 1923, no sin antes haberlo intentado en la ciudad de Bogotá, Colombia.

Fue a una edad muy avanzada cuando vino a formar la que hasta su último momento sería su familia.  En unión de la mujer que lo acompañó por más de 40 años, su esposa Marcelina, ese bello ser humano tan tierno de corazón, como él mismo le calificara alguna vez, vio nacer a su primera hija, Cloty, tres años después Emilio y finalmente, Miriam.

Desde entonces, vivió su vida absorto en el trabajo y la familia.  Una familia que jamás pensó que llegaría a ver por mucho tiempo.  Cuando su hija mayor nació, lloró, y dudoso preguntó si la vería crecer...Logró ver crecer a sus tres hijos y regocijarse con la presencia de sus queridos nietos...Rigió su vida por senderos de rectitud y transparencia, reflejo fiel de la gran escala de valores morales tan arraigados en él.  Es considerado por su familia un símbolo de orgullo en sus vidas por lo que él fue, un hombre de palabra, íntegro, transparente, un ser humano maravilloso...

Para su familia, su gran paso por la vida marcó profundas huellas en su vida, en su camino a seguir.  En palabras de sus hijos..."fue todo un ejemplo, un modelo auténtico, genuino, verdadero.  Nuestro héroe eterno, un gran privilegio tenerlo como padre, más que un orgullo, fue todo un honor".

El 10 de marzo de 2004 murió en Soná, provincia de Veragüas, Panamá, a la edad de 102 años.