A cincuenta años de aquel día, aún muchos lo recuerdan con claridad.
Un día como hoy toda la comunidad se estremecía con lo ocurrido.
En horas de la madrugada del 31 de diciembre de 1963, la casa y negocio de la familia Cortes, ubicada en la Avenida Central de Soná, ardía en llamas. Cinco víctimas fue el saldo de la tragedia, un hecho dramático que sumió a todo un pueblo en el más profundo dolor y consternación. No hubo fiesta para celebrar, aquello fue un duelo total. Aún hoy permanece en la memoria de muchos aquella triste imagen de los cinco féretros, uno tras otro, rumbo a su destino final.
Recuento de lo ocurrido
La familia Cortes vivía en el mismo lugar donde operaba una panadería de su propiedad. Aparentemente un cortocircuito fue lo que generó aquel incendio.
Por aquellos años, en Soná, la mayoría de las casas y locales comerciales eran de madera. Aquella panadería se localizaba en parte de lo que hoy es Distrilub. En ese sector se ubicaba un pequeño local comercial propiedad del señor Pedro Alaín, luego la panadería, seguido de la casa de los hermanos Samuel y Rafael Cornejo, construcciones todas de madera que rápidamente fueron consumidas por el fuego. Para evitar un desastre mayor hubo que romper la pared de la casa de la señora Ana de Herrera, a fin de evitar que el fuego se extendiera, con lo cual hubiese arrasado todo a su paso.
El siniestro les tomó por sorpresa.
La Sra. Sara de Cornejo recuerda que un fuerte ruido la despertó, por un momento pensó que se trataba del viento, cuando de pronto alcanza a ver las llamas entrando en la casa. Aquella noche se encontraba sola con sus tres pequeños hijos, su esposo Rafael estaba en la ciudad capital. Alarmada empezó a gritar a su cuñado Samuelito, quien vivía al lado. Pronto, junto a ella, pusieron a salvo a la familia.
Nada más pudieron hacer. Incrédulos observaban cómo las llamas parecían alcanzar el cielo. Todo intento resultó infructuoso. El fuego devoró todo a su paso.
La furia de aquel incendio se refleja aún en el presente en la antigua casona de madera de la familia Cornejo, ubicada al frente de donde sucedió la tragedia. En la parte superior frontal puede observarse que la madera luce diferente al resto, como resultado del fogaje que las fuertes llamas dejaran.
Por aquella época la compañía de bomberos apenas iniciaba operaciones, por lo cual no estaba lo suficientemente preparada como para hacerle frente a una situación de esa magnitud.
Vecinos que recuerdan lo sucedido rememoran aquellos momentos, cuando entre todos se acercaban con cubetas de agua en un intento desesperado por sofocar las llamas que tanto dolor finalmente causó.
Es así como algunas personas afirman que fue a raíz de esa catástrofe que surgió la iniciativa de crear un cuerpo de bomberos en Soná, sin embargo, en la misma institución puede observarse que su creación data de 1957. La tragedia ocurrió seis años después.
Una vez sofocado el fuego, el escenario no pudo ser más desolador. En medio de los escombros, las víctimas: La señora Ángela, quien estaba embarazada, y tres de sus hijos, Angelita, Leonor y Pablo, más un sobrino. Todos niños aún.
La señora Ángela era sorda, hundida en el sueño no se percató de lo que pasaba y nadie alcanzó a escuchar a tiempo el ruido ocasionado por el fuego. Todo sucedió muy rápido, nadie les pudo ayudar. Se le encontró abrazada a dos de sus hijos. Al pequeño sobrino se le encontró al pie de la puerta frontal, tratando quizá de quitar las tradicionales trancas de las puertas en las casas de madera.
El Sr. José Cortes, esposo de la Sra. Angela, y padre de tres de las víctimas, no se encontraba en el pueblo. Nada más llegar a Soná fue llevado directamente al hospital terriblemente afectado, la conmoción no pudo ser mayor, quería enloquecer, se sentía morir...
Los que vivieron aquel drama aún recuerdan con tristeza y desolación lo ocurrido. Al amanecer, el panorama desgarrador.
Aquel 31 de diciembre, cuando el mundo entero se aprestaba a celebrar el Año Nuevo, en Soná todo el pueblo se encontraba inmerso en el dolor y la tristeza. No hubo celebración. Aquello fue un duelo general, una tragedia muy sentida en el corazón de todos que hoy, a cincuenta años, muchos recuerdan como si fuera ayer... Paz a sus almas.