Fe, creencias y tradiciones religiosas en Soná, Panamá

Por:  Miriam Rizcalla de Cornejo

Desde Panamá, "Puente del mundo, corazón del universo", hasta "La tierra del sol naciente", ¡Japón!  Un salto grande, de extremo a extremo, con mucho cariño para hacerle llegar a todos los feligreses de  la iglesia San Ignacio de Loyola, ciudad de Yotsuya, un breve relato acerca de la fe, creencias, y tradiciones religiosas en Soná, Panamá.


San Isidro Labrador

San Isidro Labrador
Santo patrono de Soná
La colonización española nos dejó como herencia, entre otras cosas, el catolicismo como religión.  Soná es un pueblo eminentemente católico y devoto de muchos santos.  Su santo patrono es San Isidro Labrador.

Se desconoce con precisión la fecha exacta del origen de su devoción.  Su historia, se remonta a varios siglos atrás.  Versiones orales, no comprobables, indican que uno de sus primeros pobladores introdujo la devoción hacia 1600.  Para inicios del siglo XIX ya existía la actual iglesia que se ubica en la plaza del mismo nombre:  San Isidro.  De esto sí existen documentos antiguos que lo confirman.

Soná, rodeado de hermosos ríos, y cuyas fértiles tierras producen abundantes frutos, no podría tener un santo patrono más indicado que San Isidro Labrador, patrono de los agricultores.

Cada 15 de mayo, al culminar la novena, el pueblo se concentra en una multitudinaria procesión, a la cual asisten los residentes de Soná Cabecera y demás corregimientos del distrito.  Llenos de fe, hacen gala de todo su arte y creatividad puestos en las famosas anditas, que llevan sobre sus hombros.  Las anditas son arreglos que hacen con el santo, los hay de diversos tamaños, se le decora con alegres y bellas flores y se le rodea de muchos de los frutos que nuestra madre tierra tan generosamente nos brinda para el sustento diario, así vemos:  mazorcas de maíz, espigas de arroz -plato básico del panameño- ñame, yuca, otoe, y las múltiples y  deliciosas frutas tropicales características de nuestro Panamá:  sandía, melón, piña, papaya, mangos, guineos, guanábanas, caimitos y mucho más!  Algunos son colocados en carretas arrastradas por bueyes, lo cual hace la procesión tan pintoresca como el mismo pueblo de Soná.

La fe en San Isidro es tan grande, que por mucha sequía, como en ocasiones suele registrarse en el país, tal y como sucedió este año, la lluvia siempre llega durante o terminada la gran celebración.  Todos dicen:  "San Isidro Labrador, pon el agua y quita el sol".  Y él escucha, y complace...Para los escépticos se trata de coincidencia, pura casualidad, para los creyentes se trata de fe.

San José de la Montaña


San José y el Niño Jesús
Cada 19 de marzo la Iglesia Católica celebra la gran fiesta del santo patriarca y, aunque San Isidro es oficialmente el santo patrono de Soná, la fe y devoción a San José es tan grande que resulta, igualmente, en una de las festividades más esperadas y celebradas del pueblo.  

Su historia se remonta al siglo pasado, cuando fue edificado, en 1913, un santuario en su honor.  Un siglo de historia, cien años de entrega y amor al buen San José, el padre bueno.

Al finalizar la novena, cada 19 de marzo, se realiza en su exterior, desde lo alto del santuario, una misa campal.  La concentración es total.  Miles de personas bajo un inclemente sol aguardan por la misa, y parten juntos durante la interminable procesión.  Una fe que se transmite generación tras generación, resultado de una incansable labor pastoral digna de admiración.

Mausoleo al padre José Félix Guembe

Mausoleo del padre José F. Guembe
Junto a la iglesia San Isidro y el santuario San José, el mausoleo al padre José Félix Guembe se suma al patrimonio histórico de Soná, un hermoso monumento que se erige en lo alto de una colina.

Fue edificado en honor al reverendo padre Guembe, un sacerdote español que dedicó sus últimos años de vida pastoral al servicio de la Iglesia en la parroquia de Soná.  Su fragil salud puso fin a su vida a temprana edad.  El 8 de octubre de 1947 murió en el hospital de Soná.  Cinco años más tarde, al extraer sus restos para trasladarlos al osario familiar, grande fue la sorpresa al encontrar su cuerpo incorrupto.  Todos atribuyeron lo sucedido a un milagro, no había una explicación.  La noticia atrajo a Soná a miles de personas provenientes de todo el país, un acontecimiento que trascendió las fronteras de Panamá siendo noticia en otras partes del mundo.

Muchos le atribuyeron milagros y clamaron se le convirtiera en santo.  Aunque esto no sucedió, permanece en Soná como recuerdo de un religioso que llegó para evangelizar, logrando grandes cambios y transformaciones para la iglesia San Isidro y el santuario San José.  El pueblo, en gratitud y homenaje,  hizo posible levantar aquella edificación que hoy se erige desde lo alto, como uno de los monumentos histórico-religiosos más emblemáticos de Soná.  En su interior reposan los restos del sacerdote que hizo de Soná su hogar eterno, un lugar donde hoy descansa en paz.