Por: Miriam Rizcalla de Cornejo
A pesar de que en 1955 fue abolida la designación de Sábado de Gloria por Sábado Santo, la costumbre suele ser tan fuerte que aún persiste esta forma para referirse a la gran celebración que tiene lugar a medianoche.
Es de comprenderse la denominación Sábado Santo, porque es un día de luto, Jesús ha muerto, fue crucificado y hoy yace en el Sepulcro.
Este es un día para seguir meditando y reflexionando acerca de su dolorosa Pasión, Crucifixión y Muerte por la salvación del mundo.
Un día para meditar en el profundo dolor y sentimiento de soledad sufrido por la Virgen María, Madre de Dios.
Con esta fecha culmina la Semana Santa y el mundo se mantiene a la espera para celebrar la Resurrección del Señor y, sólo hasta ese momento, cantar ¡Gloria a Dios!
En Soná, después de asistir a la Iglesia y participar de los actos propios a la ocasión, se realiza la procesión de las mujeres.
A medianoche suenan las campanas alborozadas sin cesar, anunciando el momento más glorioso, Jesús ha vencido a la muerte, el Señor ha Resucitado luego de Su Descenso al Abismo. Es en este momento cuando la Iglesia Católica festeja la Vigilia Pascual, principal celebración del Cristianismo, hecho sobre el cual se fundamenta la fe, "Si no resucitó Cristo, vana es nuestra predicación, vana también vuestra fe", (1 Co. 15, 14), advierte San Pablo.