Por: Miriam Rizcalla de Cornejo
Anoche estuve en la escuela de mi hija, Melina (13), acompañándola, pues el coro de su grado presentaba lo que tenían preparado para esta temporada.
Llegué temprano al auditorium para ubicarme lo mejor posible. Mientras esperaba, observaba. Inevitablemente me puse a pensar en tantas cosas. Y pensé en mi escuela Miguel Alba de Soná, en la mayoría de las escuelas públicas de mi país, e incluso muchas privadas. ¡Cuánta diferencia!
No estoy de acuerdo con las comparaciones, pues suelen ser odiosas y sólo conducen a la amargura y el resentimiento, sin embargo, en ocasiones son necesarias, especialmente si son usadas como punto de referencia para forjar cambios y transformaciones positivas, justo lo que me mueve para Soná.
No puedo afirmar que todas las escuelas de Nueva York sean de un alto grado de excelencia, pero las escuelas de aquí -Great Neck, Long Island, NY- están consideradas entre las mejores del estado y del país. ¡Y son públicas! Escuelas que nada tienen que pedir a las privadas. Si me dispusiera a describir todos lo recursos con los cuales se sirven los estudiantes me extendería mucho, pues mucho son sus beneficios.
Y mientras veía cómo transcurría todo, pensaba cuán grande es la diferencia, y me pregunto ¿por qué tiene que ser así? ¿Por los altísimos impuestos que aquí se pagan? ¿Por la diferencia de enfoque en cuanto a la educación? En todo Nueva York los impuestos que se pagan petrifican a cualquiera y los planes de estudio han de ser los mismos, pero no en todo NY las escuelas gozan del prestigio que las de Great Neck. ¿Por qué?
Great Neck tiene una población similar a la de Soná Cabecera, pero las diferencias son abismales, aquí los niños crecen en una especie de burbuja, un círculo de protección, con una percepción tan distinta de la realidad que golpea a gran parte del mundo... pobreza.
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Great Neck North High School |
Para Estados Unidos el concepto pobreza dista mucho de ser el que se entiende en América Latina, hasta da risa escuchar por qué algunas personas están consideradas por debajo de la línea de la pobreza, para nosotros es un chiste, aquí la mayoría no daría crédito al significado de pobreza en nuestros países.
Observo a los niños y adolescentes y desde pequeños se les ve hacia dónde van. De la escuela secundaria un alto porcentaje ingresa a la universidad y culmina una carrera. Del grupo de mi hijo, Eduardito (18), varios estudiantes fueron directamente a Cornell, Yale, Harvard, Columbia, Pinceton y NYU, entre otras universidades de alto prestigio y costo económico. Esta es una zona con un alto poder adquisitivo, donde un gran porcentaje de los elevados impuestos que aquí se pagan van a parar al sector educativo y seguridad del lugar, ornato y otros beneficios. Eso es lo que observo y quisiera para mi pueblo de Soná y descubrir cómo lo podemos lograr sin dejar de tomar en cuenta nuestras limitaciones, siendo el propósito precisamente poner fin a esas limitaciones!
Búsqueda y protección del talento estudiantil
Cuando el reloj marcó las siete en punto, el director del plantel -elegantemente vestido- se dirigió al público, saludó e informó, antes que otra cosa, acerca de las puertas de salida en caso de emergencia, luego continuó con lo referente al evento, siendo breve, directo y preciso. El concierto empezó. La instructora, que se lo toma en serio, toca el piano y dirige a los estudiantes, que a su vez fungen como maestros de ceremonia y llevan todo el evento hasta el final cada uno en sus diferentes actuaciones.
Hay un par de voces privilegiadas, en especial una de ellas, lo más probable es que pronto la veamos audicionar en American Idol o alguno de estos concursos tan famosos en Estados Unidos -semilleros de grandes talentos hoy- se trata de una niña muy talentosa, sus compañeras ya piensan pedirle autógrafos antes de terminar secundaria, pues desde ya la ven en los escenarios.
Como ella son muchos los talentos que se busca rescatar y eso es lo que sé que existe en todas partes, y mi Soná no es la excepción, pero sí que un mundo de aptitudes y talentos sobresalientes quedan sesgados, a la deriva, a causa de una marcada diferencia de oportunidades. Claro que esto es muy discutible, ni siquiera aquí TODOS tocan la cima del éxito como lo concibe la sociedad actual, ese éxito cuya forma de medir no voy a discutir hoy, pero es innegable que la gran mayoría alcanza un "standard" de vida socio-económico muy alto, nada más lejos de la pobreza. Ellos no saben qué es eso.
Personal calificado, vigilantes permanentes
Los maestros, tanto de primaria como secundaria, poseen maestrías y muchos incluso phd. Las escuelas cuentan con servicio de trabajadores sociales y psicólogos de planta a la disposición para cuando surgen problemas familiares u otra índole, es un recurso gratuito del cual se pueden servir aquellos que lo necesiten. Cuando los estudiantes presentan dificultad en su aprendizaje, son referidos a clases especiales para reforzarles y no cesan hasta que el alumno haya mejorado sus calificaciones. Cuando se ausentan, al ratito está sonando el teléfono y dejan el mensaje notificando la ausencia escolar, por lo cual es de rigor llamar para excusar a nuestros hijos si no asisten a clases un día y ni qué decir del cumplimiento de las horas requeridas al final del año. El terrible mal del "bullying" que acecha a tantos menores hoy, casi no existe en estas escuelas y los educadores prestan mucha atención a este peligro que amenaza la seguridad de tantos estudiantes en el país y el mundo. Y mejor no sigo, es mucho más y no terminaría.
Inquietudes...
Lo que busco hurgar y expurgar en el fondo de todo este laberinto es cómo podemos proveer de oportunidades similares a nuestros niños y adolescentes en Soná, sin exclusión de ninguna clase. Yo no planteo nada para Panamá a nivel nacional, pues sería demasiado amplio y abarcador, pero sí a nivel local, mi pueblo de Soná. Cómo, al margen de las debilidades o fallas que el Ministerio de Educación pueda tener, ofrecer una plataforma de desarrollo formidable desde pre-kinder hasta el fin de la secundaria, con estándares de máxima calidad. Levantar una nueva sociedad, una élite si es posible, mediante nuevas herramientas que allanen el camino para generaciones futuras...
El concierto finalmente terminó como empezó: puntual, a la hora indicada. Padres y familiares iban y venían con ramos de flores para sus hijos. Fotos y más fotos para el recuerdo. Todos rumbo a casa o restaurantes para celebrar. Igual que siempre, con una ganancia a cuestas. Nuevos retos, experiencias nuevas, enriquecedoras y, como resultante de la oferta multifacética a la cual tienen acceso todos los estudiantes dentro de sus planteles, vivencias que redundan en beneficio para todos.
Seguiré observando, preguntando y escribiendo, en el camino es probable encontrar la posibilidad de replicar, si no todo, mucho de las ventajas que el sistema educativo de Great Neck, en Nueva York, tiene para nuestros niños y adolescentes en Soná. Todo es posible, alcanzable, sólo hace falta voluntad y, como diría mi padre, arrojo a la acción! Ampliaré este tema, algún oído escuchará...