Hoy, 10 de marzo, empieza la novena en honor a San José de la Montaña. La alegría se apodera de todos los sonaeños que llenos de entusiasmo acuden a escuchar la misa cada día al atardecer.
La devoción profesada al Santo Patriarca es inmensa. Cientos de personas, tanto residentes como visitantes, devotos fieles que aprendieron a amarlo desde pequeños, acuden al pequeño Santuario construido en su honor.
Este año, la celebración toma un giro especial. Ese lugarcito destinado a honrar al buen esposo, padre y protector de la Virgen María y el Niñito Jesús, cumple 100 años de existencia.
Un siglo de historia plasmado en sus paredes, sus bancas, la pequeña y primera imagen que nos lo recuerda, aquel cerrito alguna vez cubierto de flores silvestres, parecido a una pequeña montañita, y que hoy es el famoso Santuario San José.
¿Qué es un santuario?
Un Santuario es, de acuerdo al Diccionario Manual de la Lengua Española: Templo o lugar sagrado donde se venera la imagen o reliquia de un santo, una divinidad o un espíritu de los muertos o de la naturaleza; generalmente está situado en un lugar apartado de la población y constituye un lugar de peregrinación...
Historia del Santuario de San José de la Montaña
A inicios del siglo XX, Gumercinda Benavides de Amores, una mujer profundamente creyente en San José, promovió la idea de construir una pequeña capilla en su honor. Un día, estando en lo alto de una colina, se sintió cautivada por el lugar que consideró ideal para llevar a cabo su gran sueño: rendirle culto a San José. Le pareció muy bella la idea, pues quedaría erigida en una especie de pequeña montaña, haciéndole así honor a su nombre. Desde allí se podía apreciar el pequeño pueblo de Soná de aquellos años.
A partir de ese momento, se envolvió en la gran misión de convertir su propósito en una realidad. Se hicieron los trámites correspondientes para tal fin. El Obispo de aquel entonces, Monseñor Hungo -para algunos Monseñor "Junguito"- extendió el permiso solicitado. Con la ayuda de sus hermanos, expertos en albañilería, carpintería, plomería, ebanistería y otros oficios, se procedió a la construcción. Varias familias pudientes de la comunidad y el pueblo en general, contribuyeron con su aporte económico en la colecta que se hizo para tal fin.
La primera imagen de San José, fue traída desde España en un buque llamado San Pablo, propiedad de Don Checo Martinelli. Gumercinda de Amores mantuvo bajo su custodia aquella imagen en su propia casa hasta finalizar la obra. A finales de 1913 se inauguró la capilla y se instauró la imagen en una especial y solemne misa celebrada por el Padre Serrano, cura párroco de ese entonces.
Otra imagen del Santo, de mayor tamaño que la anterior, fue obsequiada años más tarde y colocada en el Altar Mayor. La primera permanece, desde entonces, en un nicho en la parte externa y lateral de la capilla.
Con el paso de los años, muchos han sido los trabajos de restauración por los diversos sacerdotes que han estado al frente de la Parroquia de Soná, entre ellos el siempre recordado Rev. José Félix Guembe. Se ha restaurado la sacristía, el Altar Mayor, los pisos, el techo, etc.
Aunque San Isidro Labrador es oficialmente el Santo Patrono de Soná (15 de mayo), el pueblo entero, devoto y creyente, venera con fervor a San José de la Montaña, cuya fiesta se celebra el 19 de marzo atrayendo la visita masiva de muchos campesinos provenientes de todo el distrito, visitantes devotos de todo el país, para rendirle tributo. Ante esta realidad, el pueblo de Soná, se siente doblemente bendecido al contar con dos Santos Patronos: El oficial y el que nace de la más profunda devoción de sus fieles creyentes.
El 19 de marzo
A la novena cada día asisten tantos y tantos fieles, que el pequeño templo luce abarrotado, sin espacio para más. Afuera, alrededor de los grandes ventanales, se aglomeran todos en un intento por ver lo que acontece. En la parte frontal, en sus muros y antiguas escalinatas se observan cientos de personas, muchos con sus niños, pequeñines que en su inocencia pronto aprenden a profesar el mismo cariño al santito, tanto como sus padres y abuelos, incrementándose de esta manera la fe por el buen San José, generación tras generación.
El 19 de marzo es el gran día! Desde hace muchos años se celebra la misa campal, miles de personas dicen presente, ni siquiera las altas temperaturas, famosas en el cálido Soná, son impedimento para los fieles devotos que, paraguas en mano para protegerse del sofocante sol, buscan y encuentran su rinconcito donde meterse y participar de la gran fiesta, algunos muy puntuales logran ubicarse bajo la sombrita de algún árbol.
La procesión