Padre Aníbal Cornejo, un sacerdote nacido en Soná



Durante la celebración del Corpus Christi
y sus 25 años -Bodas de Plata- en Soná
Por:  Miriam Rizcalla de Cornejo

Aníbal Cornejo Amores, nació el 12 de febrero de 1938 en Soná, un pequeño y pintoresco pueblo en la provincia de Veraguas, Panamá.  Es el décimo de once hermanos, siete mujeres y cuatro hombres, siendo el menor de los varones. Sus padres, Natividad y Samuel Cornejo, dieron al pequeño Aníbal, desde su infancia, una educación llena de principios y valores que lo acompañaron a lo largo de su vida.  Mama Santos, como cariñosamente le decían a su abuela paterna, influyó en su formación por muchos años dejando en él hondas huellas de espiritualidad que más tarde se reflejarían en su vida.

Recuerdos de su infancia

Su hermano Rafael lo recordaba como un niño tranquilo y obediente, desde pequeño demostró inclinación hacia lo espiritual, era gustoso de jugar a ser sacerdote, por lo que con frecuencia se le veía armando altares donde él muy ceremoniosamente ofrecía la misa, hacía rosarios y cruces con palitos o lo que encontrara y procedía a oficiar la "ceremonia".  Diríase que más que un llamado al sacerdocio fue una misión que nació con él, algo innato, y que sólo con los años se reveló ante sus ojos con total claridad  como el camino que debía seguir.

Manifestación de su vocación

Su cuñada Sara recuerda aquel día cuando siendo aún adolescente, le comenta:  "Sara, estoy pensando en estudiar para sacerdote", a lo que ella y su hermano Rafael le hacen bromas y él, sonriendo, insiste en su idea.  Para Aníbal, apenas un adolescente, no sería fácil comunicarle a su padre aquella decisión.  Samuel Cornejo era un hombre de recia personalidad, bien conocido por todos en Soná por su carácter fuerte e indomable.  El día en que su hijo le comunicó su deseo, su padre le preguntó por qué no estudiaba medicina u otra cosa, a lo que Aníbal respondió con total convicción:  "Papá, como médico puedo salvar vidas, como sacerdote puedo salvar almas"...Su padre, a pesar de todo, no se opuso, no intervino en su decisión.

Estudios y labor sacerdotal

Hizo sus estudios primarios en la Escuela Miguel Alba en Soná, luego continuó su primer ciclo en la Escuela Normal Juan Demóstenes Arosemena, en Santiago de Veraguas y finalmente culminó sus estudios secundarios en el Instituto Nacional, en la ciudad de Panamá.

Siempre se destacó como un joven estudioso, aplicado y buen lector.  Para entonces, ya estaba consciente de sus deseos fervientes de convertirse en sacerdote, de ser un servidor de la Iglesia Católica, inquietud que nació en su infancia y luego fue creciendo hasta transformarse en la decisión más importante de su vida.  Fue así como una vez terminados sus estudios secundarios inicia su noviciado en el Seminario en Guatemala y más tarde continuaría sus estudios Teológicos en Pennsylvania, Estados Unidos.

Fue ordenado sacerdote el 24 de mayo de 1964, en la Catedral de Santiago Apóstol, por Monseñor Marcos Gregorio Mc Grath, un día de especial celebración para la familia, que entre sollozos y muy conmovida lo acompañó en su alegría en tan solemne ceremonia.

Posee títulos de Licenciatura en Psicología de la Universidad de Panamá, Maestría Clínica y Escolar de la Pontificia Universidad Católica de Río Grande Do Sul, en Brasil, Post-grado en Teología Espiritual del Pontificium Teresianum y estudios de Latín en la Pontificia Universidad Gregoriana, ambos en Roma, y de Docencia Superior de la Universidad de Panamá.

Ha sido Rector del Seminario Menor San José, Párroco de la Iglesia de Taboga, donde fundó el movimiento Scout, Capellán del Hospital de la Caja de Seguro Social, estuvo asignado al Seminario Interno de los Padres Paulinos en Nicaragua, y fue Párroco de la Iglesia de San Francisco de Asís, del Casco Antiguo, en Panamá.

Ejerció su labor docente como Director del Colegio San Vicente de Paúl, en Santiago, época durante la cual contó con el apoyo -ad honorem- de su hermana Tivita, profesora jubilada quien hizo las veces de subdirectora, supervisora, vigilante, custodia y mucho más de los estudiantes.  Ha sido catedrático de Psicología y de Latín en la Universidad de Panamá y en la Universidad Santa María La Antigua.  Como Director Espiritual de las Hijas de la Caridad en Centroamérica y Panamá, decidió renunciar a su cargo  para cuidar y acompañar a su hermana Tivita, cuyo estado de salud era muy delicado.  Actualmente reside en Panamá.

La bendición en tiempos de alegría y tristeza

Cada fase de su vida está salpicada de anécdotas, vivencias, experiencias múltiples, pruebas difíciles, alegrías, tristezas, riesgos y cuánto más, episodios dignos de contar.

Tuvo la gran misión de oficiar el funeral de su anciano padre, y posteriormente la de sus hermanos:  Elvira, Samuelito, Rafael, Luis, Angélica y Tivita.  Pero no siempre estuvo sólo para los momentos tristes y dolorosos, también estuvo para los momentos trascendentales, de alegría e ilusión, pues son muchos los bautizos y enlaces matrimoniales dentro de la familia que han contado con su valiosa bendición.

Un hermano muy especial

Por su labor pastoral y su integridad como ser humano, representa una figura especial dentro de la familia, para todos es muy querido, su sola presencia emana autoridad.  Para Tivita era, quizá, su hermano predilecto, el favorito, no se sabe,  pero sí su consentido, todos los hermanos lo supieron siempre, mas nunca generó celos en ninguno.  Jamás permitió que su hermano -debido al voto de pobreza ofrecido a su Congregación San Vicente de Paul- pasara penurias o calamidad alguna, las contadas comodidades que pudiera tener provenían de la generosidad de su hermana Tivita, previo consentimiento de su Congregación.  De ella nació también la idea de que todos los sobrinos le llamasen tío padre, como en efecto lo hacen, hasta el presente, los pequeñines que apenas empiezan a hablar.  

El retiro

Hoy, al cumplir 75 años, se acoge finalmente a su jubilación.  Ha sido casi medio siglo de vida transitando los misteriosos caminos del Señor, evangelizando y fortaleciendo aún más la fe de los creyentes a través de la palabra de Dios, una vida entregada a Jesús.  Ha sido a lo largo de los años, un pastor verdaderamente ejemplar y comprometido con su misión evangelizadora,  para quien no hay más que respeto y aprecio por todos los que han tenido la oportunidad y privilegio de conocerlo.

A pesar de su retiro, permanece en total disposición para colaborar con la Iglesia a la cual se dedicó y entregó toda su vida.  Por su prístina e impecable trayectoria es un orgullo no sólo para la familia, sino para la Iglesia misma, un verdadero ejemplo merecedor de todos los elogios.