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Que lo sucedido lleve a un análisis profundo de la situación. |
Por: Miriam Rizcalla de Cornejo
Ser criticón es fácil, ser crítico de una situación no sólo
no es fácil, sino delicado y arriesgado, y a eso nos exponemos en ocasiones...
Lluvia de críticas sobre la Feria de Soná
Soná es famoso, entre otras cosas, por sus torrenciales aguaceros, pero lo que cayó, luego de inaugurada la Feria de Soná (15-24 de febrero), no fue agua, sino un diluvio de críticas intensas y acaloradas, más caliente que Soná mismo. Un río de quejas y protestas corre en las redes sociales. Los sonaeños se muestran disconformes con lo que ha sucedido.
Resulta que el primer día de feria las entradas han sido siempre gratis, todos podían entrar y visitar, recorrer y disfrutar de las instalaciones y atractivos que ésta tiene para ofrecer completamente gratis! Pues ahora no fue así. Hubo que pagar dos dólares para poder entrar y para colmo (la cerecita del pastel) encontrarse con unos terrenos en mal estado y nada aptos para recibir la avalancha de turistas que nos visitan anualmente en Soná. Terrenos sucios, locales vacíos, ausencia de atractivos, el famoso puente réplica del San Pablo cerrado, es decir, nada interesante para ver.
Las críticas no pueden ser más fuertes, los comentarios son verdaderas atrocidades. Para colmo de males ¡sin luz! En este sentido, el presidente de la república, Ricardo Martinelli, se refirió a la empresa Unión Fenosa de ser la responsable de este inconveniente que tanto malestar produjo en el pueblo sonaeño.
En tanto, las críticas recaen en los organizadores y, primordialmente, sobre el presidente del Patronato de la Feria, Iván de Icaza, para quien muchos (si no todos) exigen su salida inmediata. Se dice que el presidente le ha pedido su renuncia, esto no ha sido confirmado.
Un sonaeño para presidente del Patronato de la Feria de Soná
Esta es una de las peticiones más sentidas que se alcanzan a leer. Alguien que sea de Soná, o que viva en Soná, y sienta a Soná dentro de sí, que muestre un interés genuino y verdadero por proyectar el evento más importante del pueblo más allá de lo esperado, que su gestión logre rebasar todas las expectativas y que lejos de dar un paso atrás, se marquen tres al frente.
Los pro y contra de una crítica
El sentimiento general del pueblo es comprensible, encontrarse con la negativa sorpresa de tener que pagar para visitar la feria inevitablemente traería una reacción desfavorable y ésta no se hizo esperar. Por tradición el primer día siempre ha sido gratis, para muchas familias representa su única oportunidad de poder visitar el evento turístico más grande celebrado en Soná. Algunos mostraban tristeza y enojo al ver a familias enteras con sus niños quedándose por fuera, pues en muchos de nuestros pueblos, ocho o diez dólares, representa la comida para toda la familia -hasta dos días quizá- por insólito que parezca.
Estoy a favor de emitir nuestro sentir, nuestro sentimiento de disconformidad acerca de lo que nos afecta -en cualquier aspecto de nuestras vidas- tanto, que alguna vez escribí: Si te quejas, quéjate, si no te quejas, no te quejes...
Sin embargo, en ocasiones tenemos que medir el alcance que nuestras críticas pudieran tener, pues en este caso particular, en el afán por exigir una feria que esté a la altura y que llene las expectativas anunciadas, lejos de conseguir un resultado positivo inmediato -que no va a suceder considerando que ya se está celebrando- lo que puede traer es un resultado nefasto para el evento y de paso para Soná, y digo por qué.
Leyendo los innumerables comentarios salen al paso uno, dos y muchos advirtiendo que pensaban viajar a Soná, pero con lo que leen ya no piensan ir. ¿Resultado? Un bajón considerable en el número de visitantes a Soná, con lo cual no sólo se afecta la feria como evento turístico en sí, sino el mismo Soná, ese que tanto decimos amar y para el cual deseamos lo mejor.
Lo curioso es que los mismos que plantean sus cuestionamientos, al rato escriben elogios de la cabalgata y otros se lanzan a mostrar las fotos divertidas de sus niños alegres en los juegos mecánicos que tanto disfrutan. Quejas similares surgen cada año y al final todo se arregla y la gente satisfecha. Confiemos que este año tenga un final feliz.
En tanto, el patronato de la feria amerita un llamado de atención y cambios drásticos en su directiva, pero mientras esos cambios llegan, como pueblo seamos prudentes, no vendamos una mala imagen de Soná, pues nadie hablará mal de los organizadores y nadie dirá lo mal que quedó la Feria de Veraguas, sino qué mal quedó esa Feria de Soná, ahí sí es de Soná...tema pendiente para otro día...
Soná, nuestra familia
En mi humilde opinión, que normalmente no suele ser muy humilde ¿? (de hecho guardo un clonflicto con ese término tan viciado hoy, tema también para otro día), Soná ha de ser visto como nuestra casa, nuestra familia. Es decir, a lo interno de nuestras propias familias surgen desaveniencias entre unos y otros, no por eso vamos a las redes sociales a ventilar todos los conflictos internos por los cuales atravesamos, así mismo pasa con nuestro pueblo, somos hijos de Soná, juntos todos somos una familia y como tal debemos cuidarnos y protegernos, lejos de hacernos daño.
Las críticas vertidas en las redes sociales al final sólo nos termina afectando a nosotros mismos. La ausencia de esa ola de visitantes que nos invade año tras año se verá reflejada en el marcado descenso de entradas a la feria y ventas en el comercio local, dentro y fuera de la feria. Que nuestras críticas alcancen un logro como éste no es algo de lo que realmente nos debamos sentir orgullosos y menos aún felices. Nosotros estamos para apoyarnos, no para destruirnos.
Ahora, de que hay que alzar nuestra voz de protesta, claro que hay que hacerlo! pero hay formas, medios y momentos adecuados para hacerlo, obteniendo el resultado anhelado y sin perjuicio alguno para nosotros mismos. En todo caso, las protestas debieron hacerse antes, cuando se estaba a tiempo para hacer presión en los dirigentes, no cuando se está en plena actividad. Hagamos un esfuerzo por canalizar lo mejor que tenemos en nuestra tierra, que por lograr un beneficio inmediato no logremos de paso tres perjuicios a futuro para el pueblo.
Hoy no se vislumbra nada prometedor para nuestros artesanos y productores, pues con tantas críticas navegando en el océano de la internet, la vitrina que supone ser este evento, y a través de la cual se muestra a todo el país lo que tenemos para ofrecer, luce empañada, borrosa, nada que invite a "comprar". La opinión de todos es respetable, y recomendable además, pero tengamos en cuenta lo que se mueve detrás del telón, por amor a Soná, pensémoslo, de lo contrario ¿de qué estamos hablando?...
Sin lugar a dudas, tan lamentable situación traerá los correctivos necesarios, difícilmente esto se vuelve a repetir. Vivimos otros tiempos, que no se desestime el impacto que la tecnología tiene en la opinión pública. La Feria de Soná es reconocida a nivel nacional como una de las mejores del país, y esta imagen debe prevalecer a toda costa si se pretende convertirla en una feria realmente turística e internacional, más allá de un simple calificativo.