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Foto cortesía Graciela Rizcalla |
Por: Miriam Rizcalla de Cornejo
Una imagen vale más que mil palabras y éstas dicen mucho. Se trata de las imágenes de la reinauguración del Banco Nacional, en Soná, publicadas en los medios informativos, las cuales reflejan alegría, satisfacción y regocijo en el rostro de los asistentes al evento.
Y no es para menos. El nuevo y moderno edificio se destaca maravillosamente en el centro del pueblo, imprimiendo en Soná huellas de progreso y aires de prosperidad. Algo que Soná se merecía desde hace mucho tiempo, tal y como señalara el presidente de la repúblca, Ricardo Martinelli.
En su discurso, el gobernante dijo que todas las obras que aún están en desarrollo serán culminadas antes de que termine su mandato, algo por lo cual esperan todos los sonaeños, especialmente el acondicionamiento de las calles.
Siendo el presidente un sonaeño, es de esperarse que realmente esté interesado en dejar todas las obras en curso terminadas en su totalidad antes de que termine su período presidencial.
Al margen de los señalamientos que en su contra se leen y se escuchan a diario, lo cierto es que Soná se ha visto beneficiada con el gobierno actual. Que nadie se confunda. Los logros obtenidos obedecen al hecho de que él es el presidente de Panamá y, por ser de Soná, decidió desarrollar una serie de proyectos en el pueblo, de lo contrario nada de lo que se está haciendo ahora sería posible. El mandatario tiene toda la razón al decir que Soná había estado olvidado desde hace mucho tiempo. Gobiernos van, gobiernos vienen y Soná siempre igual. Ya era hora de que alguien volteara la cara hacia este pedacito de tierra.
Como siempre, el mundo no sería mundo sin disconformidad. Se le ha criticado por los recursos destinados para Soná, pero, si terminado su mandato, no hubiese dejado algo concreto y relevante para beneficio de los sonaeños, la crítica igual habría dicho presente, pues no faltarían comentarios como: "ni siquiera para Soná, su propio pueblo, fue capaz de hacer algo..." Es decir, basta con adversarlo para ver todo lo que hace en negativo.
Lo que es malo se cuestiona y lo que es bueno se celebra. Soná tiene motivos para celebrar las obras que se realizan y que en ella quedarán. Ojalá los sonaeños, libres de prejuicios y ataduras partidistas sean lo suficientemente libres en sus pensamientos como para valorar los avances que tanto beneficios futuros a todos les traerá.