Hospital de Soná: un recorrido por su historia





Por:  Miriam Rizcalla de Cornejo

La historia del antiguo y nuevo Hospital de Soná me lleva a relacionarla de alguna manera con la del Hospital Santo Tomás, en la ciudad capital, y ya se verá por qué.

Hospital Santo Tomás, en Panamá

Cuando el hospital Santo Tomás fue inaugurado, mi padre, recién llegado a Panamá, procedente de Líbano, tuvo la oportunidad de presenciar el discurso inaugural del entonces presidente de la república, Dr. Belisario Porras. En aquel momento aún no hablaba español y sorprendido al ver la actitud airada de muchos de los presentes preguntó a sus primos, que habían llegado antes que él a Panamá, qué era lo que gritaba la gente.  ¿Y qué era?  Ni más ni menos que una serie de insultos e improperios hacia el presidente Porras a quien tildaban de loco por levantar semejante construcción en 1924, época en la cual se consideraba un verdadero despilfarro y sin mayor utilidad para un país tan pequeño.

El tiempo pasó y le dio la razón al visionario presidente Porras quien, irónicamente, al momento de necesitar una cama en dicho hospital, al final de sus días, no encontró una sola disponible para él.  Aquella inmensa edificación, toda pintada de blanco que le valió el famoso apodo de "elefante blanco" se quedó chica.  La demanda fue más allá de lo que se esperaba.  Hoy es monumento histórico nacional de Panamá.

Hospital de Soná

Antiguo hospital de Soná
Foto cortesía Denier Galagarza
Cuatro años más tarde, marzo de 1928, y bajo la administración del presidente Rodolfo Chiari Robles, se inaugura en Soná, provincia de Veraguas, el primer hospital nacional y uno de los más grandes en el interior del país:  El Hospital de Soná.  Tuvo como primer director médico al doctor Ezequiel Abadía en cuyo honor se le dio posteriormente el nombre que actualmente tiene.

La estructura de dos plantas, totalmente blanca, ubicada en el centro y corazón del pueblo, se levantaba imponente y majestuosa en contraste con el resto de las edificaciones.  La fachada original era realmente hermosa.  Adentro, la escalera de madera y las diferentes instalaciones destinadas para la atención de los usuarios no podían ser mejor.

Las críticas y cuestionamientos por levantar en Soná una estructura con aquellas características no se hicieron esperar.  Era un Soná de principios del siglo XX, con calles sin pavimentar, todas de tierra, una población incipiente y apenas en proceso de desarrollo. 

El tiempo pasó y el pueblo creció.  Aquel edificio hospitalario se fue quedando chico, no alcanzaba a cubrir satisfactoriamente la demanda de la comunidad.  Surge entonces la necesidad de construir un nuevo, amplio y moderno hospital para beneficio de todos los residentes sonaeños.


Hospital Regional Ezequiel Abadía de Soná

Nuevo hospital de Soná
Foto cortesía Denier Galagarza

En septiembre de 1987 se inaugura un nuevo nosocomio con el mismo nombre, aunque no tan céntrico como el anterior.  Nuevamente surgen las críticas y cuestionamientos a semejante instalación médica.  Fue considerado por los adversarios de esta obra como una exageración.

El tiempo nuevamente demostraría lo contrario, tal y como pasó con el Hospital Santo Tomás y luego con el primer  hospital de Soná, que no era una locura.  Hoy, el Hospital Regional Dr. Ezequiel Abadía de Soná atiende no sólo a la comunidad sonaeña, sino que también brinda atención médica a muchos pacientes de provincias centrales e incluso de ciudad capital, quienes prefieren ser atendidos en Soná, debido a la gran calidad del servicio y conservación óptima del complejo hospitalario, entre otras razones.  Todo ello gracias al excelente manejo, atención y administración de todo un personal calificado al frente de la institución durante un cuarto de siglo, 25 años de contínua labor al servicio de la salud.

El hospital progresa cada día.  Grandes beneficios se han obtenido, como la creación de nuevos consultorios y salas de espera con mayor espacio y comodidad para los usuarios cuando acuden a la consulta externa.  En adición a esto, Soná contará próximamente, y por primera vez, con una sala de hemodiálisis con la cual los pacientes, que padecen de insuficiencia renal, ya no tendrán que trasladarse hasta la ciudad capital para recibir los tratamientos especiales que su padecimiento requiere.  Un logro más de los muchos que han de venir.

Soná sigue creciendo.  ¿Qué viene después?...

En ocasiones realizar obras de alto costo económico supone un reto para todo gobierno, pues suelen generar reacciones airadas en un sector de la población.  Sólo el paso del tiempo imprime en las páginas de la historia si fueron obras con visión de futuro o simplemente un despilfarro.  Hasta ahora estos dos ejemplos quedan como legados de lo que fueran mentes de avanzada, cuando en la segunda década del siglo XX pensaron en ellas y las llevaron a cabo. Enhorabuena por Panamá.  Enhorabuena por Soná.