"En Soná, cada familia es una isla"...



Por:  Miriam Rizcalla de Cornejo

     ...Diría alguna vez mi suegro, Rafael Cornejo, recordando cuando en su niñez los padres enviaban a sus hijos a casa de algún vecino o amigo para anunciarle que a determinada hora le estarían visitando.  Nunca se llegaba de improviso, pues algo así era considerado de mal gusto.

     Aquellas agradables visitas era una costumbre practicada hace muchos años.  Con el paso del tiempo desapareció.  Hoy se irrumpe intempestivamente y a cualquier hora sin previo aviso en una casa, encontrando a sus ocupantes, quizá, en condiciones no aptas para recibir visitas, lo cual a nadie, ciertamente, le es agradable.

     Lo que más resentía el señor Rafael era la pérdida de aquella costumbre de visitarse entre los amigos, y que en su etapa adulta aún persistía.  Extrañaba esas reuniones tan apreciadas de conversación amena, cuando las señoras preparaban su aromático cafecito para compartir con los amables visitantes.  "Todo se ha perdido", decía entristecido.  Su mirar distante me hacía pensar que fugazmente se transportaba al pasado y se insertaba en aquellos días ya idos.  "En Soná, cada familia es una isla, ya nadie visita a nadie y mucho menos, de hacerlo, ésta se anuncia.  Cada quien vive su vida ajeno a los demás...", se lamentaba.

     Escuchar los recuerdos y añoranzas de nuestros mayores me hacía sentir en ocasiones como si, al menos en algunos aspectos, todo tiempo pasado fue mejor.   Hoy, con tantos descubrimientos, la revolución tecnológica y los avances en todos los ámbitos, algo sustancialmente humano parece que desapareció.  Es cierto que han venido a mejorar nuestra calidad de vida, facilitando y acortando las distancias y vías de comunicación entre otros aspectos, pero un "Je ne sais quoi"  tristemente se esfumó.  Una parte dulce y familiar de antaño se perdió ante nuestros ojos sin apenas darnos cuenta.

     Lo más irónico de tanto progreso comunicativo es que, al paso de los tiempos actuales, ya no sólo las familias serán una isla, sino a nivel interno también, dentro de cada una, pues ahora cada quien se sumerge en su propio mundo dentro de casa, aislados bajo el mismo techo, haciendo que la más importante de todas las comunicaciones esté en peligro de extinción:  La comunicación familiar!

     ¿Cómo sería jugar a poner en práctica aquellas cosas del pasado y lidiar con ellas en medio del presente modernismo?  Quién dijo que tradición y desarrollo han de estar en pugna?  Costumbres como la descrita además de enriquecer nuestro espíritu, pues el ser humano requiere estar en contacto y comunicación constante con otros, también nos ayuda a la unión y fortalecimiento de nuestras familias y nuestros pueblos.